viernes, 23 de septiembre de 2011

Aplicación de políticas públicas en el combate a la drogadicción
       
La drogadicción se inscribe dentro del tipo de problemas que en las últimas décadas ocupan un lugar diferenciado en el contexto social, dentro de escenarios cada vez más confusos. La Drogadicción, es así el lugar desde donde sobresalen los rasgos de una sociedad atravesada por relaciones violentas, la fragmentación, y la pérdida de espacios de socialización generando nuevas formas de padecimiento. La presencia de demandas relacionadas con este tema genera una serie de inconvenientes, tal vez porque los mandatos institucionales no tienen en cuenta la magnitud social de este tema y por lo tanto, no se relacionan programáticamente con la complejidad de éste y con sus nuevas formas de reproducción e impacto social.

El uso y abuso de sustancias adictivas constituye un complejo fenómeno que tiene consecuencias adversas en la salud individual, en la integración familiar y en el desarrollo y la estabilidad social. Aunque en la actualidad toda la sociedad está expuesta a las drogas, hay grupos más vulnerables que otros a sufrir consecuencias negativas de su uso, como los niños y los jóvenes, quienes pueden truncar su posibilidad de desarrollo personal y de realizar proyectos positivos de vida.
En nuestro país hoy tenemos una situación fuera de control jamás antes vista en esta combinación de adicciones, violencia y narcotráfico.
El narcotráfico es una industria ilegal mundial que consiste en el cultivo, manufactura, distribución y venta de drogas ilegales; este negocio ilegal ha generado una violencia entre carteles por el poder y conquista de nuevas plazas, sumado a la guerra del gobierno de México por erradicarlo.

Hoy los ciudadanos al hacer un análisis en retrospectiva se preguntan en que momento se propago de esta manera esta problemática; ya que siempre estuvo ahí pero no en esta proporción;  hoy el cuestionamiento es el de cómo se potencio a tal magnitud y sí su génesis ha sido de manera deliberada bajo reglas no escritas dentro del ámbito del poder público.
Las organizaciones ilícitas de tráfico de drogas existieron desde décadas atrás en nuestro país fue en el año de 1990 cuando cobraron importancia debido al cese de operaciones de los cárteles colombianos de Cali y Medellín. Y al ser golpeado el narco en Colombia se gana la disputa de la distribución total por parte de  los cárteles mexicanos, siendo ahora quienes dominan el mercado en su totalidad hoy en día en los Estados Unidos consumidor por excelencia de la droga.
México al ser siempre el país obligado de paso llega  a ser en este momento el punto de las operaciones; así mismo a la baja de los precios de la droga y la reducción del consumo de la droga en los E.U, inicia una guerra entre los carteles mexicanos por la conquista de un mayor mercado ya no solo estadounidense sino también nacional.

En los años recientes el narco mexicano abre la brecha en México del consumo de las drogas principalmente la mariguana y la cocaína, los inhalables, después los estimulantes de tipo anfetamínico, de menor consumo es la heroína, y los alucinógenos. En la actualidad los niveles de producción y tráfico de las drogas en el país en lugar de disminuir ha aumentado. El consumo se da principalmente en las zonas urbanas, y la edad promedio es entre los 18 y 34 años de edad. En promedio más de 5 millones de mexicanos, hombres y mujeres consumen una droga.

En marzo de 2006 da inicio la llamada guerra contra el narco, iniciativa que  consistió en una de las primeras acciones de Felipe Calderón Hinojosa en la Presidencia de México, así como en el punto central de la más ambiciosa política pública que gobierno alguno haya llevado a cabo.

La actuación, los esfuerzos y todos los recursos del Gobierno se han enfocado a esta guerra contra el narcotráfico. En una confrontación total en la que ya se refleja una perdida  del control y lo cual agudiza la situación.
Y es aquí la reflexión. ¿Era esta la mejor estrategia a seguir en la aplicación de políticas públicas en materia de drogas y por ende contra el narcotráfico?
¿Se está atacando el origen de fondo?

Sí son estas las políticas públicas en materia de drogas en nuestro país. Hoy día han demostrado ser un rotundo fracaso, ya que no han logrado los fines pretendidos de la  disminución del consumo de sustancias estupefacientes, como tampoco han llegado a  castigar y ni a acabar con las grandes organizaciones criminales.

No queremos que el Estado renuncie a lo que constituye su tarea fundamental: la preservación de la paz y la seguridad de los ciudadanos; es la responsabilidad de los Gobiernos en cumplimiento de un deber democrático, pero a cinco años de distancia es cuando podemos hacer una evaluación y preguntarnos si ¿no era más adecuado combatir de manera integral y no solo mediante acciones de fuerza que solamente han fortalecido y radicalizado la violencia criminal de los carteles? ¿No era mejor antes de pegarle al avispero del narco primero haber realizado un buen trabajo de inteligencia que es capaz de consumar detenciones sin daños colaterales? Las bandas criminales quizá tendrían menos bajas, pero no viviríamos en el terror en el que hoy se vive en las calles de cada punto del país por los enfrentamientos. Siempre se ha dicho que no son las leyes de la guerra las adecuadas para abordar un fenómeno social complejo. Como respuesta feroz a esta estrategia del estado mexicano vemos  ahora como el crimen organizado hace gala de su control con mayor enojo en contra de la sociedad civil.

Hoy  la cifra que se maneja en esta guerra sin cuartel son cuarenta mil personas asesinadas, la mayoría inocentes.

¿Se ejerce realmente y con sentido práctico la violencia represiva del Estado? El uso indiscriminado de la penalización y por tanto de la discrecionalidad policial y militar ¿no se muestra como la forma más acabada de ineficacia e ineficiencia del uso de la fuerza? ¿No significa recargar la tarea policial en temas que no son de la policía? En razón que los mecanismos normales fueron rebasados ¿no será hora de pensar que las políticas sociales han llegado tarde pero son más útiles?
¿No será que en términos estrictamente lógicos, lo tenemos mal planteado? En lógica formal no hay problema con solución posible, si esta mal planteado. No tenemos bien identificado al “enemigo” que nos rodea y no nos damos cuenta de su presencia: la falta de educación en valores, la escaza solidez familiar, los vínculos del poder público con gente criminal, la nula información, la insuficiencia de empleos. De manera tal que nosotros mismos no nos conocemos plenamente, por desvalorar los vínculos no solo entre hombres y mujeres viviendo en comunidad; Sino en relación a su pasado, presente y futuro, así como a su cultura y el contexto de sociabilización que se genera en toda comunidad.

Pudiera hacerse una reformulación en otras acciones paralelas que se deben trabajar arduamente para impedir que siga el problema de la drogadicción en aumento; es necesario un cambio en las políticas públicas en el aspecto económico, social y cultural que promueva como punto central la prevención sin descubrir en ningún momento el marco jurídico vigente, de manera tal que la modificación legal no permita espacios para la simulación y el cohecho de las autoridades, para la indefensión y temor de los ciudadanos y para la impunidad.  Aun a pesar de los acontecimientos, la labor de la prevención es mucho más valiosa y hay que alentarla  y así el día de mañana no tener que seguir lamentándonos por lo que dejamos de hacer.
Hablamos de un fenómeno social como emisario o portavoz de un malestar multifacético porque expresa a veces la exclusión de grandes poblaciones de su derecho a un desarrollo social justo

Ante la nueva realidad y lo que ya se desato no se le puede pedir en este momento al Presidente de México  que retire al ejercito de las calles; hoy esa alternativa es imposible. La estrategia, sin embargo, puede matizarse. Con las mismas acciones castrenses de prevención y vigilancia puede inhibirse a los criminales, pero sin recurrir a acciones que conlleven tiroteos callejeros donde sigan muriendo inocentes. Hoy la sociedad civil dice ya basta; por no medir las consecuencias antes de haber emergido un plan de ataque, en el que nunca se dimensiono si se era capaz de sostener lo que se iba a enfrentar; falto a detalle considerar otros aspectos a repercutir. Solo se considero el método de la fuerza como si esta fuera la única, la verdadera opción posible, como si el mundo que se quiere dejar es el mundo de la fuerza, de la violencia.

Se requiere de un despliegue de una estrategia integral, equilibrada, fuertemente vinculada en acciones sociales y comunitarias, con enfoque de derechos y desde la óptica de coparticipación de la sociedad.  Se tiene que avanzar en la red de asistencia y tratamiento, en prevención en el sistema educativo, en el ámbito laboral a la lucha contra el delito organizado y  a los esquemas del lavado de dinero. 
Pero sobre todo a generar mejores condiciones para que en las familias se den  los cauces adecuados en la formación de los nuevos ciudadanos; ya que lo que hoy también tenemos en las calles no solo es efecto de acciones de Estado sino de lo que en la familia se hizo o se dejo de hacer. Hoy es un compromiso de todos en su conjunto.

L.A.E. Luz Alejandra Flores Badillo
Maestrante de Marketing Político
Universidad Autónoma de Durango

No hay comentarios:

Publicar un comentario