viernes, 23 de septiembre de 2011

Mercadotecnia y… ¿Política?
Por: María Guadalupe Olague Arteaga
     Desde la reciente creación del concepto de mercadotecnia, se han diversificado tanto sus aplicaciones que hoy en día encontramos al marketing en la política, en el gobierno, en las acciones sociales etc., sin embargo, la mercadotecnia no puede quitarse de encima el estigma que tiene, la gente sigue vinculándola con las transacciones comerciales solamente, así que no es difícil encontrar quién crea que si se usa la mercadotecnia, lo único que se quiere ¡es vender!.
Sin embargo, el único fin de la mercadotecnia no es siempre, ni solamente este; y vender no significa necesariamente, ganar dinero. El marketing o mercadeo como también se le conoce, tiene muchas aplicaciones y finalidades, entre ellas se encuentran por ejemplo, el correcto intercambio en tiempo y forma del bien, servicio o producto y la satisfacción del consumidor, siendo este último, la verdadera finalidad del marketing, ya que si el “cliente” queda satisfecho, será casi un hecho que volverá a intercambiar con nosotros dicho bien.
Pero ¿a cambio de que puede ser el intercambio? pues bien, como ya he dicho anteriormente, vender, no siempre es aplicable al marketing y puede no ser igual a dinero. Encontramos que las herramientas del marketing son aplicadas en muchos ámbitos, no obstante en cada uno de ellos el uso de estas es diferente, pues deben adecuarse a medios y para finalidades distintas, un claro ejemplo de ello es la política, donde lo que se intercambia no es un producto tangible por dinero, sino un servicio que se traduce en acciones llevadas a cabo por un actor político que permitan e impulsen el bienestar y desarrollo de la sociedad en todos los sentidos, a cambio del voto de la ciudadanía.
El escenario político actual en nuestro país se mueve alrededor de las elecciones presidenciales del 2012, y en dicha contienda, la mercadotecnia jugara un papel trascendental, podríamos decir definitivo ya que los últimos resultados electorales indican que los ciudadanos tienden a otorgar su voto ya no al partido como antes sucedía, sino al candidato y lo hacen en mayor medida por aquel que físicamente es más atractivo; hoy en día son pocas las personas que votan basándose en las propuestas y planes de trabajo que los candidatos ofrecen, son pocos los que incluso investigan la trayectoria de cada uno y de los partidos políticos a los cuales representan.
¿La mercadotecnia es pues la que empuja con más fuerza la creación de candidatos carismáticos, bien parecidos, mediáticos, candidatos vendibles a la sociedad? O es solamente ¿que está siendo mal aplicada?.
No obstante, valdría la pena reflexionar sobre el por qué de esta conducta social, donde ya no se vota por los partidos políticos, sino por el carisma de los candidatos que si bien pertenecen a un partido, en algunas ocasiones es por mero requisito, pues son éstos, las únicas instituciones que pueden proponer a ciudadanos como candidatos para ocupar un cargo público según lo estipula la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Sin duda esta tendencia es el resultado de la pérdida de confianza e interés por parte de los votantes  para involucrarse y comprometerse verdaderamente con la vida política del país pues en más de una ocasión han sido engañados y decepcionados. La mayoría de quienes participan lo hacen de una manera superficial.
Sin embargo el uso de la mercadotecnia ha venido a beneficiar la vida política del país, pues ésta ofrece tan diferentes y creativas maneras de ser aplicada que, para que un partido político pueda dar a conocer su ideología, plataforma o candidatos ya no es un requisito tener millones y millones de pesos o ser el partido en el poder, basta con llevar a cabo una correcta planeación, diseño y aplicación del plan de mercadotecnia así como una adecuada obtención, medición e interpretación de los resultados obtenidos para finalmente tomar las mejores decisiones.
Pese a todos los beneficios que la mercadotecnia brinda, no debemos dejar de lado que se trata de una actividad social no exacta, ni en su aplicación, ni en los resultados obtenidos, y sin lugar a dudas, el nivel ético del responsable de aplicarla ya sea para una campaña de difusión, una electoral o simplemente para obtener información del mercado,  será el elemento central sobre el cual se basará el éxito de la misma, de la institución para la cual se trabaja y para el buen prestigio de la profesión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario